miércoles, diciembre 15

El maestro Ernesto Benavides nos comparte el Discurso del Nobel de Literatura 2010: Mario Vargas Llosa, denominado "Elegio de la lectura y la ficción" (7 de diciembre de 2010)

En este discurso, además de su visión de la literatura y la pasión por ésta, el maestro Vargas Llosa da un panorama especial sobre la ciudadanía que tanto requiere nuestra América Latina; tema esencial de la Misión 2015 del Tecnológico de Monterrey, y materia específica de muchos de nosotros en lo académico y en lo personal.

Para accesar el discurso completo, accesar: http://estaticos.elmundo.es/documentos/2010/12/07/vargas_llosa.pdf

jueves, diciembre 9

Me permito reproducir en este espacio un discurso de Gabriel García Márquez. Si bien fue pronunciado hace 15 años, su vigencia es actual, diría demasiado actual. Los invito a leer, a pensar, a existir:


Esperé hasta el último turno para hablar, porque ayer al desayuno no sabía nada de lo que aprendí en el resto del día. Soy un conversador empedernido y estos torneos son monólogos implacables en los que está vedado el placer de las interpelaciones y las réplicas. Uno toma notas, pide la palabra, espera, y cuando le llega el turno ya los otros han dicho lo que uno iba a decir. Mi compatriota Augusto Ramírez me había dicho en el avión que es fácil saber cuándo alguien se ha vuelto viejo porque todo lo que dice lo ilustra con una anécdota. Si es así, le dije, yo nací ya viejo, y todos mis libros son seniles. Una prueba de eso lo son estas notas.

La primera sorpresa nos la dio el presidente Lacalle con la revelación de que el nombre de América Latina no es francés. Siempre creí que sí lo era, pero por más que lo pienso no he logrado recordar de dónde lo aprendí y, en todo caso, no podría probarlo. Bolívar no lo usó. Él decía América, sin adjetivos, antes de que los norteamericanos se apoderaran del nombre para ellos solos. Pero, en cambio, comprimió Bolívar en cinco palabras el caos de nuestra identidad para definirnos en la Carta de Jamaica: somos un pequeño género humano. Es decir, incluyó todo lo que se queda por fuera en las otras definiciones: los orígenes múltiples, las lenguas indígenas nuestras y las lenguas indígenas europeas: el español, el portugués, el inglés, el francés, el holandés.

Por los años cuarenta se despertaron en Ámsterdam con la noticia disparatada de que Holanda estaba participando en un torneo mundial de béisbol -que es un deporte ajeno a los holandeses- y era que Curazao estaba a punto de ganar el campeonato mundial de Centroamérica y el Caribe. A propósito del Caribe, creo que su área está mal determinada, porque en realidad no debería ser geográfica sino cultural. Debería empezar en el sur de los Estados Unidos y extenderse hasta el norte de Brasil. La América Central, que suponemos del Pacífico, no tiene mucho de él y su cultura es del Caribe. Este reclamo legítimo tendría por lo menos la ventaja de que Faulkner y todos los grandes escritores del sur de los Estados Unidos entrarían a formar parte de la congregación del realismo mágico. También por los años cuarenta, Giovanni Papini declaró que América Latina no había aportado nada a la humanidad, ni siquiera un santo, como si le pareciera poca cosa. Se equivocó, pues ya teníamos a santa Rosa de Lima, pero no la contó, quizás por ser mujer. Su afirmación ilustraba muy bien la idea que siempre han tenido de nosotros los europeos: todo lo que no se parece a ellos les parece un error y hacen todo por corregirlo a su manera, como los Estados Unidos. Simón Bolívar, desesperado con tantos consejos e imposiciones, dijo: "Déjennos hacer tranquilos nuestra Edad Media".

Nadie padeció como él la presión de una Europa que ya era vieja en relación con el sistema que debía escoger, monarquía o república. Mucho se ha escrito sobre sus sueños de ceñir una corona. La verdad es que entonces, aun después de las revoluciones norteamericana y francesa, la monarquía no era algo tan anacrónico como nos parece a los republicanos de hoy. Bolívar lo entendió así y creía que el sistema no importaba si había de servir para el sueño de una América independiente y unida. Es decir, como él decía, el Estado más grande, rico y poderoso del mundo. Ya éramos víctimas de la guerra entre los dogmas que aún nos atormentan, como nos lo recordó ayer Sergio Ramírez: caen unos y surgen otros, aunque sólo sean una coartada, como las elecciones en las democracias.

Un buen ejemplo es Colombia. Basta con que haya elecciones puntuales para legitimar la democracia, pues lo que importa es el rito, sin preocuparse mucho de sus vicios: el clientelismo, la corrupción, el fraude, el comercio de votos. Jaime Bateman, el comandante del M-19, decía: "Un senador no se elige con sesenta mil votos sino con sesenta mil pesos. Hace poco, en Cartagena, me gritó en la calle una vendedora de frutas: "¡Me debes seis mil pesos!". La explicación es que había votado por equivocación por un candidato con un nombre que confundió con el mío, y luego se dio cuenta. ¿Qué podía hacer yo? Le pagué sus seis mil pesos".

El destino de la idea bolivariana de la integración parece cada vez más sembrado de dudas, salvo en las artes y las letras, que avanzan en la integración cultural por su cuenta y riesgo. Nuestro querido Federico Mayor hace bien en preocuparse por el silencio de los intelectuales, pero no por el silencio de los artistas, que al fin y al cabo no son intelectuales sino sentimentales. Se expresan a gritos desde el Río Bravo hasta la Patagonia, en nuestra música, en nuestra pintura, en el teatro y en los bailes, en las novelas y en las telenovelas. Félix B. Cagnet, el padre de las radionovelas, dijo: "Yo parto de la base de que la gente quiere llorar, lo único que hago es darles el pretexto". Son las formas de la expresión popular las más sencillas y ricas del polilingüismo continental. Cuando la integración política y económica se cumplan, y así será, la integración cultural será un hecho irreversible desde tiempo atrás. Inclusive en los Estados Unidos, que se gastan enormes fortunas en penetración cultural, mientras que nosotros, sin gastar un centavo, les estamos cambiando el idioma, la comida, la música, la educación, las formas de vivir, el amor. Es decir, lo más importante de la vida: la cultura.

Una de las grandes alegrías que me llevo de estas dos jornadas sin recreos fue el primer encuentro con mi buen vecino, el ministro Francisco Weffort, que empezó por sorprendernos con su castellano impecable. En cambio, me pregunto si alrededor de esta mesa hay más de dos que hablen el portugués. Bien dijo el presidente De la Madrid que nuestro castellano no se molesta por saltar el Mato Grosso mientras los brasileños, en un esfuerzo nacional por entenderse con nosotros, están creando el portuñol, que quizás será la lengua franca de la América integrada. Pacho Weffort, como le diríamos en Colombia; Pancho, como le diríamos en México, o Paco, como le dirían en cualquiera de las tabernas de España, defiende con razones de peso pesado el Ministerio de la Cultura. Yo me opongo sin éxito, y tal vez por fortuna, a que se instaure en Colombia. Mi argumento principal es que contribuirá a la oficialización y la burocratización de la cultura.

Pero no hay que simplificar. Lo que rechazo es la estructura ministerial, víctima fácil del clientelismo y la manipulación política. Propongo en su lugar un Consejo Nacional de Cultura que no sea gubernamental sino estatal, responsable ante la presidencia de la República y no ante el Congreso, y a salvo de las frecuentes crisis ministeriales, las intrigas palaciegas, las magias negras del presupuesto. Gracias al excelente español de Pacho, y a pesar de mi portuñol vergonzante, terminamos de acuerdo en que no importa cómo sea, siempre que el Estado asuma la grave responsabilidad de preservar y ensanchar los ámbitos de la cultura.

El presidente De la Madrid nos hizo el gran favor de tocar el drama del narcotráfico. Para él los Estados Unidos abastecen a diario entre veinte y treinta millones de drogadictos sin el menor tropiezo, casi a domicilio, como si fuera la leche, el periódico o el pan. Esto sólo es posible con unas mafias más fuertes que las colombianas y una corrupción mayor de las autoridades que en Colombia. El problema del narcotráfico, por supuesto, nos toca a los colombianos muy profundamente. Ya casi somos los únicos culpables del narcotráfico, somos los únicos culpables de que los Estados Unidos tengan ese gran mercado de consumo, por desgracia del cual es tan próspera la industria del narcotráfico en Colombia. Mi impresión es que el tráfico de drogas es un problema que se le salió de las manos a la humanidad. Eso no quiere decir que debamos ser pesimistas y declararnos en derrota, sino que hay que seguir combatiendo el problema a partir de ese punto de vista y no a partir de la fumigación.

Hace poco estuve con un grupo de periodistas norteamericanos en una pequeña meseta que no podía tener más de tres o cuatro hectáreas sembradas de amapolas. Nos hicieron la demostración: fumigación desde helicópteros, fumigación desde aviones. Al tercer paso de helicópteros y aviones, calculamos que aquéllos podían costar ya más de lo que costaba la parcela. Es descorazonador saber que de ninguna manera se combatirá así el narcotráfico. Yo les dije a algunos periodistas norteamericanos que iban con nosotros que esa fumigación debía empezar por la isla de Manhattan y por la alcaldía de Washington. Les reproché también que ellos y el mundo saben cómo es el problema de la droga en Colombia -cómo se siembra, cómo se procesa, cómo se exporta- porque los periodistas colombianos lo hemos investigado, lo hemos publicado, lo hemos divulgado en el mundo. Inclusive, muchos lo han pagado con su vida. En cambio, ningún periodista norteamericano se ha tomado el trabajo de decirnos cómo es el ingreso de la droga hasta los Estados Unidos, y cómo es su distribución y su comercialización interna.

Creo que todos terminamos de acuerdo con la conclusión del ex presidente Lacalle de que la redención de estas Américas está en la educación. A la misma habíamos llegado en el Foro de Reflexión de la Unesco el año pasado, donde acabó de diseñarse la hermosa idea de la "Universidad a distancia". Allí me correspondió sustentar una vez más la idea de la captación precoz de las aptitudes y las vocaciones que tanta falta le hacen al mundo. El fundamento es que si a un niño se le pone frente a un grupo de juguetes diversos, terminará por quedarse con uno solo, y el deber del Estado sería crear las condiciones para que ese juguete le durara a ese niño. Soy un convencido de que ésa es la fórmula secreta de la felicidad y la longevidad. Que cada quien pueda vivir y hacer sólo lo que le gusta, desde la cuna hasta la tumba. Al mismo tiempo, todos estamos de acuerdo, al parecer, en que debemos estar alerta contra la tendencia del Estado a desentenderse de la educación y encomendarla a los particulares. El argumento en contra es demoledor: la educación privada, buena o mala, es la forma más efectiva de la discriminación social.

Un buen final para una carrera de relevos de cuatro horas, que puede servirnos para disipar las dudas de si en realidad la América Latina existe, que el ex presidente Lacalle y Augusto Ramírez nos lanzaron desde el principio sobre esta mesa como una granada de fragmentación. Pues bien, a juzgar por lo que se ha dicho aquí en estos dos días, no hay la menor duda de que existe. Tal vez su destino edípico sea seguir buscando para siempre su identidad, lo cual será un sino creativo que nos haría distintos ante el mundo. Maltrecha y dispersa, y todavía sin terminar, y siempre en busca de una ética de la vida, la América Latina existe. ¿La prueba? En estos dos días la hemos tenido: pensamos, luego existimos.

El discurso fue pronunciado en Contadora, Panamá, el 28 de marzo de 1995, en Laboratorio del grupo Contadora ¿América Latina existe?)

Referencia:
García Márquez, Gabriel. "América Latina existe". Yo no vengo a decir un discurso. Literatura Mandori No. 444. México: Mondadori. 2010. pp 91-98.

jueves, noviembre 18

Al hablar de ciudadanía surge necesariamente una reflexión sobre la "realidad" o "contexto" que nos rodea. En este sentido, surgen diversas preguntas: ¿cada persona se siente ciudadano? ¿su realidad le invita y motiva a ser ciudadano? ¿qué se debe hacer para dar razones y sentimientos a las personas para construir una verdadera ciudadanía?

Cortina (2003) menciona que "en principio se entiende que la realidad de la ciudadanía, el hecho de saberse y sentirse ciudadano de una comunidad, puede motivar a los individuos a trabajar por ella" (34) Esto involucra una especie retos, enfocados a dar razones y sentimientos para lograr, precisamente, la construcción de la ciudadanía. "Ante los retos ante los que cualquier comunidad se encuentra es entonces posible apelar a la razón y al sentimiento de sus miembros, ya que son ciudadanos de esa comunidad" (34)

Pareciera que la sociedad misma debe colaborar a establecer una realidad que permita a sí misma acrecentar tu participación o su compromiso. "... la racionalidad de la justicia y el sentimiento de pertenencia a una comunidad concreta han de ir a la par, si deseamos asegurar ciudadanos plenos y a la vez una democracia sostenible. Ésta es la razón por la cual en la década de los noventa se pone de actualidad un viejo y cnuevo concepto: el de ciudadanía". (34)

La invitación, entonces, es a generar un sentimiento de pertenencia y lograr una realidad que impulse a la ciudadanía.



Referencia
Cortina, Adela. Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía. España: Alianza Editorial, 2003.

lunes, noviembre 1

(Este mensaje nos lo comparte Laura Milán de Aguascalientes, muchas gracias)


En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Philip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.

Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser bandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no, lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.

Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.

¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo? No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales.

Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que todo vale nada. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.

En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.

Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen 'esas pequeñas faltas' como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja y estas pequeñas faltas no son sancionadas, entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.

Si los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la gente serán progresivamente ocupados por los delincuentes.

La respuesta de los estudiosos fue más contundente aun, indicando que, ante el descuido y el desorden, crecen muchos males sociales y se degenera el entorno. Tan sólo vea un ejemplo en casa: si un padre de familia deja que su casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura de las paredes en mal estado, malos hábitos de limpieza, malos hábitos alimenticios, malas palabras, falta de respeto entre los miembros del núcleo familiar, etc., etc., etc., entonces poco a poco se caerá en un descuido de las relaciones interpersonales de los familiares y comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general y quizá algún día llegarán a caer en prisión.

Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad mexicana, la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de la sociedad entre sí, y hacia las autoridades (extorsión y soborno) y viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y formación de cultura urbana y la falta de oportunidades, ha generado un país con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlas.

La solución a este problema yo no la tengo estimado lector pero he comenzado a reparar las ventanas de mi casa, estoy tratando de mejorar los hábitos alimenticios de mi familia, le he pedido a todos los miembros de la familia que evitemos decir malas palabras delante de nuestros hijos, también hemos acordado no mentir, ni siquiera mentiras pequeñas, porque no hay mentiras pequeñas, ni grandes, una mentira es una mentira y punto, hemos acordado aceptar las consecuencias de nuestros actos con valor y responsabilidad, pero sobre todo dar una buena dosis de educación a nuestros hijos, con esto y con la ayuda de Dios espero comenzar a cambiar en algo lo que antes hubiera hecho mal, he soñado que los míos algún día repitan esto el día de mañana, con la finalidad de que los hijos de mis hijos, o los nietos de mis hijos vean algún día, un nuevo México, un México sin ventanas rotas.

viernes, octubre 29

Este video nos lo envió Susana Leventhal... y es la conferencia de la escritora Chimamanda Adichie.

Escritora nigeriana con diversas novelas y relatos cortos publicados, aquí nos ofrece una sencilla pero enriquecedora reflexión: Estamos muy acostumbrados a escuchar "un solo sentido de la historia", y no "las diversas historias".

Su reflexión sobre África, Estados Unidos, México, los libros, la eduacación así como la dignidad humana y de un pueblo, invitan a ver no uno, sino los diversos lados o ángulos que una historia puede tener.

(dar click en el título o aquí: http://www.ted.com/talks/lang/spa/chimamanda_adichie_the_danger_of_a_single_story.html)

lunes, octubre 25

Este es un texto de Adela Cortina (Alianza Editorial, 1997), que invita a una reflexión sobre la construcción de la ciudadanía en nuestra época, considerando las facetas social, económica, civil e intercultural, entre otros.

En su índice se incluye: Hacia una teoría de la ciudadanía, Ciudadanía política (Del homobre político al hombre legal), Ciudadanía social (Del Estado del bienestar al Estado de justicia), Ciudadanía económica (La transformación de la economía), Ciudadanía civil (Universalizar la aristocracia), Ciudadnía intercultural (Miseria del etnocentrismo), Educar en la ciudadanía (Aprender a construir el mundo juntos) y un epílogo denominado El ideal de la ciudadanía cosmolopita.

El texto invita a la reflexión desde sus primeras páginas, al presentar una analogía entre el clásico de la ciencia ficción "La isla del Dr. Moreau" y la forma en la cual "convivimos" en sociedad. Cortina construye de esta forma una referencia, prácticamente obligada, para iniciar la lectura sobre la ciudadanía.

jueves, octubre 21

El término "ciudadanía" puede tener muchas acepciones, incluyendo lo social, lo político, lo participativo. Lo importante, es resaltar el papel de lo individual y lo colectivo en ello, es decir, el actuar de la persona en la sociedad.

En realidad "no existe una lógico en el uso de los adjetivos que acompañan el concepto de ciudadanía: ciudadanos del mundo, ciudadanía global, mundial, transnacional, posnacional, cosmopolita o supranacional, son términos que parecen sinónimos sujetos a una elección estética más que semántica" (Ochman, 2006) De tal forma que ciudadanía parecer ser solo una, y cada autor, crítico o experto le imprimirá una visión muy particular; el problema es que puede perderse su esencia.

Surge después la inquietud de pensar en un modelo o aproximación a la ciudadanía, y aquí podemos ir a Aristóteles o a Barber, de tal forma que la diversas de visiones también contribuyen a hacer más compleja la la explicación de la ciudadanía a lo largo del tiempo.

En este sentido "el concepto de ciudadanía, tal como otros de similar peso, es polisémico.Su sentido varía no sólo históricamente en forma diacrónica, sino que a al vez, en las sociedades modernas de clase adquiere un carácter multiacentual." (Etchegoyen, 2006)

Por citar otro fragmento de Etchegoyen, "si quisiéramos un rastreo desde la Antigüedad, nos encontraríamos con el civis, ciudadano-amo, dueño de todos los derechos... el concepto de ciudadanía en la Ilustración y ver cómo se plasma históricamente en la Revolución Francesa..." De la misma forma, en la dialéctica de Marx o el pensamiento de Gramsci, ciudadanía tomará otros impulsos.

Entonces, la ciudadanía puede tener muchos apellidos, mas ¿qué debe ser lo esencial en ella? El "sustantivo" ciudadanía, visto de esta forma ¿qué implica?
Autora: Lucía Guadalupe Gómez Torres (Campus Querétaro)
Comunidad: Santa Rosa de Lima, Querétaro.

Intención educativa: Demostrar que la educación es un proceso bilateral. En el tiempo que participamos de brigadistas tratamos de transmitir los conocimientos que nosotros creíamos podrían resultar útiles a los niños y jóvenes de la comunidad, pero la realidad fue que ellos también nos enseñaron muchas cosas. Establecimos una amistad muy estrecha con todos ellos y nuestra relación no sólo se vio basada en conocimientos, sino también en sentimientos.

(Postal ganadora del VIII Congreso de Formación Social: Democracia y participación ciudadana)

martes, octubre 19

Los invitamos a conocer "Demos", una organización liderada por Benjamin Barber y otros expertos en el tema de la ciudadanía.

La organización norteamericana organiza debates, conferencias, impulsan la publicación de libros y artículos, e incluso realizan estudios de varias áreas del conocimiento. Lo anterior con el concepto de "ciudadanía dura" o "strong democracy" de Barber, entre otros.

Visite: http://www.demos.org/index.cfm

lunes, octubre 18

Savater (2000) dice que "el concepto de ciudadanía es más bien el de aquellos que entran en la democracia sin renunciar a sus raíces y a sus tradiciones, poniéndolas como entre paréntesis, dejándolas, en principio, a un lado para intervenir en lo que tienen en común con otros. Lo específico del ciudadano no es reivindicar lo propio en el sentido de lo único, de lo que uno tiene y nadie más tiene, sino al contrario, buscar lo común con los otros, mientras que la mentalidad tribal etnicista busca lo propio, por lo tanto lo intransferible." (18-19).

¿Qué hay de cierto en esta visión? ¿Lleva a una verdadera ciudadanía o simplemente nos lleva a remarcar a individualidad frente a lo comunitario?

Lo que bien es cierto es que "un ciudadano debe ser capaz de argumentar sus demandas, sus deseos y sus planteamientos sociales, pero debe ser capaz también de entender los razonamientos de los demás, los planteamientos de los otros, de entender su capacidad racional" (24)

De esta forma, pareciera que ciudadanía es el individuo en relación con los otros, buscando su bien y el común, así equilibra sus deseos y aquellos emanados de la sociedad.

Para ti ¿esto es ciudadanía?


Referencia:
Savater, Fernando. (2000). Los caminos para la libertad. Ética y educación. Colección Cuadernos de la Cátedra Alfonso Reyes. México: Ariel / Tecnológico de Monterrey.

sábado, octubre 16

Fernando Savater menciona en su libro Los caminos para la libertad (2000) que la educación es algo central. "La educación es una preocupación, una responsabilidad pública. Pública no quiere decir forzosa y exclusivamente estatal, pero la educación no es un asunto privado, del papá, la mamá, el niño o la niña. Es una preocupación de toda la sociedad pues va nuestra seguridad democrática en ello. Las sociedades educan en defensa propia." (81)

Y también señala que "lo determinante de la educación sucede entre semejantes (...) la relación humana que establecen los padres con sus hijos, el maestro con sus alumnos, tiene para mí, indudablemente, mayor relevancia. Mi idea es que la humanidad se transmite de boca a boca: de algumana manera (como el amor o las grandes batallas) la educación es algo que se hace poco a poco." (90)

Con estas ideas, el concepto de ciudadanía cobra singular importancia, pues se puede decir que la ciudadanía es una responsabilidad pública, y a la vez, de semejantes. Con estas dos características, impulsando una educación integral, se puede formar mejores ciudadanos.

viernes, enero 22

La tragedia en Haití ha reactivado la solidaridad internacional y ha demostrado que sel ser humano está cada vez más consciente de su papel en el mundo... y de cómo todos podemos no sólo ayudar sino ser verdaderos ciudadanos.

Independientemente de las carencias material y económicas que se comienzan a desatar, este terremoto que prácticamente devastó un país entero, ha despertado también el debate de la niñez, los países en desarrollo y la participación activa de la misma sociedad en resolver sus problemas.

Se ha comparado mucho esta situación con el DF y 1985. Ahí se vio un país que se volcó como solidarios a rescatar gente, sin importar las condiciones adversas, toda esperanza de vida era valorada. Sin embargo, ahora se dice que los haitianos sólo miran como mexicanos, norteamericanos, europeos, sudamericanos, asiáticos e inclusive animales entrenados se mueven contre los escombros para rescatar a un niño, a una niña, a un maestro, a un moribundo... pero ellos sólo ven.

Definitivamente debemos estar en sus zapatos para saber cómo actuar o no hacerlo... pero mi reflexión va hacia la necesidad de ser partícipes activos de nuestra propia ciudadanía: No todos debemos ir a una zona de desastre para demostrar que somos buenos ciudadanos, pero sí apoyar con algo material, con el respeto a las leyes y a las normas internacionales, inclusive con una simple oración para pedir por la tranquilidad y la paz para esa región del caribe.

En fin, esta es una oportunidad para "despertar" y ayudar a los más necesitados, y en ese trayecto, también dejar de ver la televisión o el periódico para fijarnos en qué pasa en otra región del mundo... giremos la vista hacia nuestra propia sociedad y seamos parte de una ciudadanía más activa.

miércoles, enero 6

Este 2010 es una oportunidad para mirar hacia el pasado y construir un nuevo futuro.

En especial, recordar que somos parte de una comunidad y, por ello, requerimos participar com o ciudadanos, y ejercer nuestras plenas facultades en este sentido.

Tiempo de crisis económica siempre lleva a modificaciones de las estructurales sociales e institucionales, y se plantean como la oportunidad de recordar que somos parte de la comunidad y que también de nosotros depende tener una mejor sociedad.

Que distrufen este año de retos y oportunidades, y que salga el mejor de los éxitos. SL.
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